viernes, 8 de abril de 2011

No dejemos que el virus de la indiferencia ante el sufrimiento ajeno inocule su veneno en nuestras mentes, conciencias, almas y corazones:

Hoy en día vivimos tiempos convulsos donde la violencia, la competitividad, el individualismo salvaje, la competitividad, el consumismo de necesidades virtuales son valores imperantes en nuestro mundo parece que se está perdiendo la humanidad, el virus de la indiferencia ante el sufrimiento ajeno está inoculado en nuestra sangre, mentes, almas, corazones y conciencias, vivimos una profunda crisis de valores no solo una crisis económica sino una crisis social de valores, miramos para otro lado ante el sufrimiento de una gran parte de la humanidad, me rebelo a este virus de la indiferencia que padecemos hoy en día tenemos que vacunarnos contra este virus que está haciendo que perdamos nuestra humanidad y nos convirtamos en robots que ni sienten ni padecen, seres que pierden su dignidad por falta de solidaridad con el prójimo, tenemos que cambiar los valores imperantes en el mundo actual y fomentar la solidaridad internacional, la empatía con el prójimo, la igualdad entre todos los seres humanos, pueblos y culturas, la justicia social, la libertad para todos los pueblos, personas y culturas del mundo, educar a las futuras generaciones en y para la democracia, fomentar la generosidad, dar amor sin pedir nada a cambio, favorecer la colectividad, usar el diálogo para resolver conflictos y luchar por la paz mundial, los derechos humanos y la democracia.

Si nos mostramos indiferentes ante el sufrimiento ajeno no construiremos un futuro de esperanza para toda la humanidad, perderemos nuestra condición humana y seremos autómatas, dinosaurios sociales carentes de alma y corazón y estamos condenados y condenadas a vivir aislados y aisladas unos y unas de otros y otras , siendo manejados y manejadas por otras personas que recortan nuestras libertades y no nos dejan pensar por nosotros y nosotras mismos y mismas para servir a intereses espúreos y a la dictadura de los mercados que no le importan las vidas humanas solo el capital y utilizar a los seres humanos como objetos al servicio de la economía y no la economía al servicio de las personas para igualarlas, esta dictadura de los mercados es la que provoca guerras, dictaduras, opresión, explotación, violencia, competitividad, no le importa el sufrimiento ajeno con tal de beneficiar a unos pocos y pocas privilegiados y privilegiadas, multinacionales, gobiernos títeres al servicio del capital.
Me rebelo a ser una marioneta al servicio del capital y me indigno cada día más y más ante el sufrimiento ajeno, no puedo mirar para otro lado mientras muchas personas del mundo sufren, prefiero luchar contra el virus de la indiferencia y toda mi vida a ser un ser sin alma, corazón, conciencia que vive recreándose en su propia vida y siendo egoísta y inhumano.

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