No a ningún tipo de idolatría:

Siempre he pensado que no es bueno mitificar a nadie, ni a figuras religiosas, ni a figuras políticas ni a ningún tipo de personas, si idolatramos a alguien dejamos de tener personalidad y somos marionetas al servicio de fuerzas exteriores a nosotros o a nosotras, pasamos a ser robots teledirigidos y carentes de libertad, nos manipulan en función de determinados intereses tanto económicos como de todo tipo, a lo largo de la historia ha interesado siempre tener a la gente domesticada que no pensaran por ellos o ellas mismos o mismas, personas dóciles, alienadas, adocenadas, que trabajen conjuntamente para el sistema capitalista y que consuman bienenes materiales superfluos y innecesarios pero que benefician a unas clases sociales pudientes, interesan personas poco instruidas, que se puedan manipular, que sus gustos sean predecibles para venderles lo que se supone que necesitan pero que son necesidades innecesarias y virtuales. El ser humano debe ser libre, no someterse a nada que coarte su propia libertad ni un ídolo religioso creado por su propia mano y que recorta la libertad del ser humano al servicio de unos pocos o pocas, ni someterse a ningún político como fue el stalinismo que bajo ideas de justicia social para todos y todas beneficiaba a unos jerarcas que recortaban la libertad del pueblo para beneficiar a unos pocos o pocas. Hay que volver a recuperar el humanismo es decir colocar al ser humano en el centro de todo, apostar por la libertad colectiva como individual, educar en la libertad al ser humano, fomentar el pensamiento crítico, favorecer el pensamiento libre, la libertad individual y colectiva, apostar por la igualdad entre los seres humanos, acabar con los miedos que lo único que hacen es recortar la libertad de los pueblos, personas y culturas del mundo, es necesario educar en la tolerancia, educar en la democracia y para la democracia para que nadie explote a nadie y todos seamos iguales y realmente libres y con criterio propio.